Sunday, January 29, 2006

Tarde de mayo

Por alguna razón nos encontramos en la entrada de la biblioteca. No eramos los mejores amigos, pero había la intención de llegar a ser algo más.

De todas formas, luego del saludo rutinario, entramos y escogimos una mesa apartada. Ella colocó sus cosas en la mesa y trató de estudiar. Puso su celular a un lado y trató de concentrarse. Yo saqué mi libro con la intención de aprender algo. La prueba era para el día siguiente, y francamente no me sentía bien preparado.

Y mientras trataba de leer lanzaba miradas de reojo a mi acompañante. Ella observaba el libro y luego, el celular. De pronto dejó el libro para tomar el teléfono y se puso a apretar botones.

La persona que estaba frente a mí rara vez iba a la biblioteca, no era muy aplicada, y su poder de concentración era bajísimo. Se notaba que estaba allí no precisamente para estudiar.

Decidí romper el silencio. En la primera prueba me fue excelente así que ya tenía un paracaidas preparado. Inicié la conversación. Hablamos del libro, de la materia. Nos reimos mucho de las cosas y de la vida. Nacieron comentarios graciosos y de vez en cuando ella hacía un movimiento innecesario. Se notaba nerviosa.

Pero yo estaba perturbado. No por la situación, sino por la profunda tranquilidad que me embargaba.

(vaya... uno nunca termina de conocerse).

Leímos parte de la materia juntos. Fue divertido, pero aprendí muy poco. De haber estado solo, esas tres horas me habrían dejado listo contra todo.

Pero en fin. Cayó la noche, y con ella la niebla. Nos fuimos caminando, tratando de hablar de algo. No me seguía ningún tema, y sólo le entretenía el pelambre.

Qué decepción.

El frío de la noche sólo acentuaba mi desencanto.

Es que la encontraba bonita. Me gustaba mirarla, su pelo, y sobretodo me encantaba su voz. Pero esa noche, más de cerca, se rompió mi encanto.

La canción dice algo como:
"Then when you find yourself lyin’ helpless in her arms
Ya know ya really love a woman"

Y frente a una persona así, de risa fácil, de pensar ligero, de vida vacía y palabras crueles (pelaba con una crueldad impresionante... era como si hubiera verdadero odio impregnado en sus palabras), yo prefiero mantenerme lejos.

Con ella, así como con miles, no podría ser sincero. Que se quede con la fachada, con el tipo grande y callado. Con la custión estudiosa. Con ese tipo que parece hijito de su papá. Qué sonrie mucho, y parece un poco tonto. Con el de baja autoestima, depresivo, tímido y que tiene dos bolones en...

No verá mas allá de eso.

Pff... cuánta mierda me ha tocado escuchar. Son pocos los que realmente me conocen. Ni siquiera mis padres.

Pero es gracioso. Es casi placentero. Sentir que se tiene algo propio, que los demás no pueden tocar a menos que les otorgue mi permiso.

Es "esto" lo que llaman intimidad?

En fin... pasará un buen tiempo antes de que "me encuentre yaciendo desamparado en los brazos de alguien".

Pero si algún día llega a pasar... no será en los brazos de ella.

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ADVERTENCIA

Algunos aspectos de esta historia, ideas y varias reflexiones, son meramente ficcionales.

No representan necesariamente el pensamiento del autor.

Asi que no me hueveen con diagnósticos raros.

xD

1 comment:

Sebastián said...

Terrible jote!

jajaja

No... igual me entretuvo tu escrito. Tienes estilo para estas cosas.

Saludos!