Friday, March 17, 2006

Why does it always rain on me?

Bien, soy otro. Estaba tratando de dormir, pero es imposible. El perro araña la puerta, olfatea con fuerza, y se mueve inquieto en un ciclo odioso e interminable: sube a la cama, baja al piso, desgarra la puerta... cama, piso, puerta.... cama!!! piso!!! puerta!!!

Maldita sea!!! Y no dejo de pensar en ella!!!

Claro... me trastorna. No la esperaba. Realmente la pregunta me descolocó. El profesor sabe lo que hace...

"A ver, bla, bla, bla... y quiero que me digan: cuál es su motivación para estar aquí?"

En sintesis, algunos dijeron "queremos ayudar"... otros, porque "los caminos de la vida nos llevaron a escoger, y a probar como era la cosa"... un tercer grupo dijo "porque nos gusta sentir la adrenalina en la sangre, oh yeah, nos fascinan los desafíos"... por último, alguien dijo "bah... no tengo por que dar explicaciones. Estoy aquí porque me gusta, y punto".

Y yo? Tengo algo que decir?

Pues si. Elegí este camino de puro iluso. En realidad buscaba algo que me permitiera abandonar la inercia, dejar de lado la rutina, y trabajar fuera del mundo de las oficinas (como odio los cubículos en las grandes empresas, donde los empleados se mueven como ratones dentro de un laberinto, buscando un queso que casi nunca obtienen).

Quería algo difícil. Quería adrenalina, sentir correr la sangre por mis venas, sangrar un poco para saber si estoy con vida... durante mi adolescencia me preguntaba a cada rato: ¿vivo? ¿todo este lío tiene algún sentido? ¿qué tengo que hacer, por Dios, para llenar el vacío que me consume? ¿Agradarle a alguien? ¿Portarme bien? ¿Destacar en algo? ¿Ayudar?

Es que... en las mañanas miro a la gente. Todos ansiosos, nerviosos, estresados por llegar a sus trabajos. La mayoría tiene una mirada triste, como melancólica, sin chispa. Los hombres son muy serios y ojerosos, y las mujeres tienen un olor grisáseo, como a un alma que se perdió cerca de los cuarenta.

Tiene sentido todo eso? Acaso mi destino es ser como ellos?

Miro a mis compañeros: nerviosismo incipiente... uñas mordidas... tabaquismo... alcoholismo... ojeras...

Esta semana me puse la camisa dentro del pantalón, y volví a la corbata.

De pronto, miré mi reflejo en la ventana del metro...

Se cumplieron los pronósticos?

Me volví un hombre frío, serio y ojeroso?

No!!

Hoy sentí que estaba vivo.
Hoy supe que no me había equivocado.

Es cosa de hacerlo más seguido.

1 comment:

Sebastián said...

Yaaaa...

Como todo médico presumiendo su profesión.

Only a cosa:

GET A LIFE!