Estaba bien al principio, pero ya no me gusta la situación. La noche te cae de improviso, cerca de las 6 de la tarde, y uno no tiene con qué cobijarse. Me congelo, ni siquiera me ayudan las tres frazadas de mi cama. Es desesperante.
Y claro, comienza el otro día y hay que ir a la universidad, pero hace mucho frío. Enciendo la estufa, me arreglo, y desayuno. Salgo, y la niebla matutina me da de golpe en la frente.
Qué frío hace!! Por Dios!!
Por fin entro al metro, donde puedo disfrutar del calorcito nacido de la masa humana. Pero el frío no se va, apenas puedo sentir mis manos. Mis uñas están azules.
Camino un poco, llego al hospital, y me enfrento a la vida cotidiana...
Ah, esta vida, que da tantas vueltas!!!
Uno planea, y dios se ríe!!!
Pero no importa.
Pueden destruirme miles de veces, pero jamás seré derrotado.
Hace un frío increíble dentro del hospital. Voy donde el cuidador, y le consulto por alguna estufa. El buen hombre mira con pena mi cara blanquecina y me pasa un calefactor. Lo conecto, y mientras transcurre la mañana me refugio en su cálido vientecito.
Pero no es suficiente.
Nunca es suficiente.
Y llega la hora de partir.
Y a todos los lugares donde voy, el frío me persigue y me condena.
De pronto, detengo la caminata. Algo no está bien, tengo que reflexionar. Me cuestiono.
¿Como se inició todo esto?
¿Cuando comencé a tener tanto frío?
Quizá todo empezó cuando te fuiste, y dejaste aquél vacío entre mis brazos.
---
Homenaje a Jaimito, por ser tan bakán ^^
No comments:
Post a Comment