Tayson está inmerso en batalla final.
Y está perdiendo.
Su rival?
Un niño muy poderoso. Un "hijo de Dios" para las competencias de "beyblades", un sujeto talentoso que ha ganado miles de veces, como nacido para el deporte. Un tipo que olvidó de la palabra derrota. Juega como poseído, con una risa maniática en su rostro. Además, le salen alas y se puso a volar (¿?).
Pero Tayson no se rinde. Está a punto de ser derrotado. Todo está perdido. Sus amigos, sus años de experiencia, sus propias habilidades... nada puede ayudarlo. Ha sido completamente superado.
"Pero por qué no puedo ganarle?" se pregunta nuestro amigo. Está tan lejos de la victoria... ahora lo comprende todo. Su pasado fue un simple juego de niños. Frente a él está parado el hombre talentoso, ni siquiera cien años de práctica le servirían para alcanzarlo. La diferencia de nivel es infranqueable. Amateur vs profesional.
De pronto, un pensamiento irrumpe en su mente. "Ajá!" "Así que era eso!" una leve sonrisa se asoma en el rostro de Tayson. Se había olvidado de lo principal.
En el afán de la competencia, perdió de vista su motivación.
Porque no estaba luchando por inercia. No inició su caminata empujado por las expectativas de sus amigos. La sola idea de recorrer un camino trazado por otros le resultaba repulsiva.
Está allí, dándolo todo, porque le gusta el juego. El placer, la emoción, la adenalina... jugar "beyblade" se ha convertido en la esencia de su vida. Qué importa si compite contra un hijo de dios. Qué importa si el mundo se le viene encima. Mientras disfrute de cada segundo, habrá valido la pena.
No habrá sido en vano.
"Qué es la eternidad de la condena para el que, en un segundo, difruta de un goce infinito?"
Ah? qué es lo que pasa? de pronto el rostro del muchacho se ilumina. Sonríe. Juega, disfruta...
Y vence.
Clap clap
Sunday, February 05, 2006
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